“El Tao que puede ser expresado no es el eterno Tao” (Tao-Te-King)
“Todas las cosas derivan del Tao, el Tao no deriva de ninguna” (Tao-Te-King)
“Lo que es por sí mismo se llama Tao” (El Secreto de la Flor de Oro)
El Tao y el Taoísmo
La palabra china “Tao” se puede traducir como “camino” o “sendero”, y tiene las propiedades siguientes:
Es una energía primaria, un poder que envuelve y fluye en todas las cosas y en todos los seres.
Es el regulador de todos los procesos de la naturaleza y que proporciona equilibrio al universo.
Es el poder que armoniza los opuestos. El yin y el yang son los principios opuestos universales que se armonizan y se vuelven complementarios por el poder del Tao.
No puede expresarse, no puede exteriorizarse. “El Tao que puede ser expresado no es el verdadero Tao”.
No es accesible por la mente ni por los sentidos, pero se manifiesta como la matriz de la naturaleza, el patrón oculto e invisible de la naturaleza, el tejido invisible del cosmos.
Es el principio creativo y el poder que guía la evolución de la naturaleza. Es la dinámica interactiva que está detrás de la auto-organización del universo.
Es continuo, no tiene forma. Es una forma sin forma, pero se manifiesta en todas las formas discretas, discontinuas.
Es lo que da sentido a todo lo existente. Es el “gran sentido”.
Es una conciencia universal omnisciente que vincula todo lo existente desde un nivel atemporal, aespacial e inmaterial.
Es la fuente de todas las posibilidades.
Es la esencia primordial de donde emerge todo. Es la raíz de todo, pero todo no es el Tao.
No está limitado, definido, formado o manifestado. Ser algo implica estar formado, limitado, definido y manifestado.
Es una energía inagotable.
Es el principio universal, el principio de todos los principios.
A veces al Tao se le denomina la Nada, el Vacío o el Punto Cero.
Según el “principio de correspondencia Taoista”, lo profundo se refleja o manifiesta en lo superficial; el macrocosmos (lo global) se refleja en el microcosmos (lo particular). Por ejemplo, el palacio del emperador es un reflejo homotético del país entero. Ordenar el palacio es ordenar (gobernar) el país. Abrir una nueva puerta en las paredes del palacio puede producir grandes cambios en el país. El palacio representa el Centro, lo profundo o superior, el poder, la verdad, la sabiduría, la creatividad y la conciencia.
El Taoismo, la doctrina de los seguidores y practicantes del Tao, ha configurado la vida y la cultura china durante más de 2000 años. El fundador del Taoísmo fue Lao-Tsé. Su obra, el Tao-Te-King (o Tao-Te-Ching) o “libro del Camino y su Poder” se considera la “Biblia” del Taoismo, un libro que combina y armoniza psicología, filosofía, ética, misticismo y poesía. El Tao-Te-King menciona las llamadas “Tres joyas del comportamiento”: compasión, moderación y humildad. Lao-Tsé fue contemporáneo de Confucio. Taoísmo, Confucionismo y Budismo son las tres corrientes espirituales de China.
Lao-Tse (Licencia Wikimedia Commons CC BY-SA 3.0)
Desde el 440 a.C. hasta 1911 (el final de la dinastía Ch’ing), el Taoismo fue la religión oficial del estado chino. Actualmente, el Taoísmo tiene millones de seguidores. Del Taoísmo han surgido muchas disciplinas: acupuntura, medicina holística, meditación, artes marciales, Tai-Chi, etc.
El sinograma del Tao
Según el Taoismo:
Todo se transforma de forma continua en un proceso sin fin, siguiendo unas leyes universales de tipo cíclico. Por ejemplo, la muerte se concibe como el fin de un ciclo y el comienzo de uno nuevo.
Las cosas se manifiestan a través de la espontaneidad de esa Energía Primordial. La espontaneidad es la manifestación de lo vivo; la rigidez, la manifestación de la muerte.
Todos los conceptos destruyen la espontaneidad de lo humano. Hay que sustituir lo complejo por lo sencillo, natural y auténtico.
Una persona en armonía con el Tao fluye con la fuerza del universo y alcanza la plenitud, sin abrazar una doctrina concreta.
El Wu Wei Taoista
Wu Wei (literalmente, “sin esfuerzo” o “no acción”) es una doctrina esencial de la filosofía Taoísta. Se refiere a la unión de dos opuestos: la acción y la no-acción, a la acción sin esfuerzo, a la acción exterior desde el reposo y la armonía interior. Es el arte de actuar sin tensión, de forma espontánea (no meditada), creativa, con el mínimo (o nulo) consumo de energía (solo consumiendo la energía necesaria), de hacerlo todo fácil y sencillo; es actuar desde el Ser, desde nuestro Centro, desde el Tao (no desde el ego), con un perfecto equilibrio entre ser y hacer; es actuar de forma correcta y perfecta en todo tiempo y lugar, sin esperar beneficio alguno. Cuando se vive en perfecta armonía con el Tao, no se usa más energía de la que necesita; tampoco se hacen cosas que dañen el cuerpo o el espíritu.
Símbolo de Wu Wei
El Tao-Te-King hace referencia a la “acción decreciente” o “voluntad menguante”, como los aspectos clave en el éxito del sabio. Wu Wei también ha sido traducido como “quietud creativa” o el arte de “dejar estar”, una actividad encaminada a percibir el Tao en todas las cosas, creando la disposición adecuada para encontrar uno mismo su camino.
Según los Taoístas, actuando en armonía con el Tao se alcanza la inmortalidad, en el sentido de que el tiempo desaparece, pues el sabio vive el presente, donde no hay tiempo, por lo que alcanza larga vida y buena salud. Los Taoístas han perseguido siempre la inmortalidad y han visto que vivir en armonía con el Tao es la forma de conseguirla.
Debemos actuar desde el Tao, reflejar el Tao, ser uno con el Tao, actuar desde lo más profundo del Ser, con armonía, para lograr lo máximo con el mínimo esfuerzo. Cuando nos concentramos plenamente en el no hacer, escapamos del condicionamiento y somos libres para actuar creativamente.
Chung-Tse (alrededor del 300 a.C.) fue uno de los más tenaces defensores de la filosofía Wu Wei.
En los textos Taoistas originales, Wu Wei se suele asociar con el agua, por varias razones: 1) porque el agua es de naturaleza pasiva y flexible, que se adapta a todo tipo de formas; 2) porque puede dividirse hasta formas finísimas gotas o agruparse para formar un océano; 3) porque fluye hacia abajo siguiendo siempre la línea de mínima resistencia.
En la caligrafía Zen, Wu Wei se representa con un círculo, que simboliza muchas cosas: 1) el Tao, lo eterno e inmutable, el no-tiempo, la inmortalidad, la perfección, la simplicidad; 2) la conjunción de dos opuestos: la unidad (simbolizado por su centro) y la diversidad (los otros puntos del círculo, que tienen como referencia al centro); 3) el ciclo eterno de todas las cosas, incluyendo el ciclo del agua.
Wu Wei y la naturaleza
La naturaleza actúa siguiendo el principio de Wu Wei, donde todo sigue su naturaleza intrínseca. Por ejemplo, las plantas no hacen esfuerzo alguno para crecer, simplemente lo hacen; los pájaros no tratan de volar, simplemente vuelan. En este sentido, Wu Wei está conectado con el principio de economía de la naturaleza que une (paradójicamente) dos opuestos: conseguir lo máximo con el mínimo esfuerzo.
Tras la naturaleza está el Tao, la armonía suprema, la unidad esencial de todo lo existente, donde todo es uno y todo está conectado. Los Taoístas no hablan de un Ser Supremo, sino de un supremo estado del Ser. Pero cuando el ser humano enfrenta su voluntad contra la naturaleza, altera la armonía existente. Tenemos que vivir en armonía con la naturaleza, en lugar de dominarla.
Wu Wei y la conciencia
Wu Wei une los opuestos, los polos contrarios, que es una característica de la conciencia: la acción y la no-acción, el movimiento y el reposo, lo profundo y lo superficial, lograr lo máximo con lo mínimo. En último término, se consigue todo sin esfuerzo alguno, de forma espontánea, donde todo pensamiento que surja de la conciencia pura (el campo de todas las posibilidades) se realiza de forma automática.
La acción debe ser siempre tranquila, fundamentada en la quietud, el reposo, la relajación. Desde esa actitud, la consciencia es máxima. Cuando forzamos algo, creamos tensiones. Estas tensiones bloquean la creatividad y hacen disminuir la conciencia.
La no-acción se puede identificar con lo profundo, y la acción con lo superficial. El Wu Wei podría entonces entenderse como “piensa en lo profundo y actúa superficialmente” o “piensa de forma universal y actúa de forma particular”. Esto recuerda al término”glocal”, que significa “piensa globalmente, actúa localmente”.
La respiración sutil
Al hacer sin hacer, aparece una respiración sutil y profunda que se oculta tras la respiración física superficial. La respiración sutil es el aliento vital espontáneo y natural del ser humano, la respiración que nos conecta con el Ser, con la armonía con el Tao.
Existe una escuela que se llama “escuela de la respiración” que se basa precisamente en el Wu Wei, en el hacer sin hacer. [ver Bibliografía: Tsuda.]
Jesús, el Tao y el Wu Wei
Jesús evocó lo profundo (el Tao) para lograr todo: “Buscad primero el Reino de Dios y su justicia, y todo lo demás se os dará por añadidura” (Mateo 6:33).
También ilustró bellamente el principio del Wu Wei en:
“Considerad los lirios cómo crecen, no trabajan ni hilan, pero os digo que ni Salomón en toda su gloria se vistió como uno de ellos” (Lucas 12:27).
“Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta” (Mateo 6:26).
MENTAL y el Tao
Existen analogías entre MENTAL y el Tao:
El Tao es el poder que armoniza los opuestos. MENTAL es la unión integral y armónica de los opuestos.
El Tao es creativo. MENTAL es creativo y su creatividad proviene de lo profundo.
El Tao no tiene límites. El poder combinatorio de MENTAL no tiene límites, es infinito.
El Tao no puede ser expresado. MENTAL tampoco puede ser expresado; solo puede manifestarse como expresiones particulares.
El Tao está presente en todas las cosas. MENTAL es la matriz abstracta de todas las cosas.
Respecto al Wu Wei:
Practicar el Wu Wei es actuar desde lo profundo, desde el Ser.
Con MENTAL “actuamos” (creamos expresiones) desde lo más profundo posible del ser de las cosas: desde los arquetipos primarios. Como consecuencia, obtenemos el máximo rendimiento con el mínimo esfuerzo. Y podemos aplicar el lenguaje a diferentes dominios siempre con el mínimo número de recursos conceptuales.
La práctica del Wu Wei desarrolla la conciencia, la intuición y la creatividad.
Lo mismo podemos decir de MENTAL.
La práctica del Wu Wei hace que todo sea más fácil.
La utilización de MENTAL hace que todo sea más fácil y los problemas se resuelven de una manera más directa, pues se actúa desde lo profundo. Por ejemplo, desarrollar todo tipo de aplicaciones (programación, inteligencia artificial, etc.) es más sencillo.
Adenda
Hinduismo
Patanjali −el sabio hindú, famoso por sus “Aforismos del Yoga”− enseñó que es posible sincronizar pensamiento y acción. Cuando se logra, desaparecen las limitaciones de espacio y tiempo y aparecen poderes como vibhuti (ceniza sagrada), conocimiento del pasado y del futuro, leer la mente de los demás, volverse invisible, levitar, etc.
Cuando el esfuerzo se combina con el no-esfuerzo, todo se hace sin esfuerzo, sahaj en sánscrito.
El equilibro perfecto entre hacer y no-hacer, entre el ego y el ser. Los hindúes le denominan a esto ajapa-japa (japa sin japa).
La Ciencia Védica y el principio de mínimo esfuerzo
En la Ciencia Védica, la antigua filosofía de la India, se hace referencia al “principio de economía de esfuerzo” o “hacer menos y conseguir más” [Chopra, 1998]. Se trata, en esencia, de la unión de contrarios:
La unión de nada y todo.
Se trata, en último término, de lograr un estado de conciencia donde no se hace nada y se consigue todo. Es la conciencia suprema, la conciencia pura, producida por la unión de los contrarios: la nada y el todo, en donde no hay diferencia entre vacío y plenitud.
La unión del “yo” interior y el “yo” exterior.
Hay que actuar con el “yo” exterior (el ego) desde el Ser, desde el “yo” interior o profundo. Si no lo hacemos así, aparecen tensiones y desequilibrios. La tensión es solo una manifestación de la desconexión con nuestro “yo” interno, con nuestro Ser. Cuando estamos establecidos en el Ser, se hace uso inmediato de la ley del mínimo esfuerzo. Desde ese estado, la vida deja de ser lucha o confrontación para volverse armoniosa.
La unión del pasado y el futuro, en el presente.
Hay que ser consciente en todo momento del presente y aceptarlo, sin lucha. “Cuando luchas contra el momento, estás realmente luchando contra el universo entero” [Chopra, 1998].
Eliot y “el punto de quietud”
Debemos actuar desde el centro, desde lo que el poeta T.S. Eliot denominaba “el punto de quietud” (the still point), donde capta la esencia taoísta: un punto donde se une el movimiento y el no-movimiento, donde se une pasado y futuro, donde no hay ascenso ni declive, ni movimiento desde ni movimiento hacia. Eliot lo compara con los bailarines. Los ve bailando a cámara lenta, fracción de segundo por fracción de segundo. El poeta ve este punto de quietud: es el punto, el momento en que a pesar de que el baile existe, es el preciso instante en que deja de existir. No hay movimiento, todo se funde. “Sin el punto de quietud no habría baile”.
El Tao de la Física
“El Tao de la Física” es una obra de Fritjof Capra [2007] que tuvo un gran impacto al relacionar el misterioso comportamiento de la materia a nivel cuántico y las características del Tao.
MENTAL va más allá de “El Tao de la Física”, al establecer los 12 principios opuestos, que están presentes en lo físico y lo psíquico. Con estos principios todo es posible.
Algunas frases del Tao-te-King sobre la filosofía Wu Wei
“El Sabio conoce sin ir, ve sin mirar y consigue sin hacer”.
“Haciendo nada, lo logras todo”.
“Cuando no haces nada, nada queda sin hacer”.
“El trabajo se hace y luego se olvida. Por lo tanto perdura para siempre”.
“El Tao nada hace, y sin embargo nada se deja sin hacer”.
“El Sabio se ocupa de lo inefable y actúa sin esfuerzo”.
“Enseñando sin retórica, produciendo sin poseer, creando sin considerar el resultado, no reclamando nada, el Sabio nada tiene que perder”.
“El Maestro actúa sin hacer nada y enseña sin decir nada”.
Otras frases sobre Wu Wei
“Aquel que ve inacción en la acción y acción en la inacción es sabio entre los hombres” (Paul Twitchell).
“Vuestro esfuerzo es la servidumbre” (Ramana Maharshi).
Do Easy
“Do Easy” es el nombre de un cuento de William S. Burroughs. Basándose en este cuento, Gus Van Sant realizó el corto −el primero tras salir de la escuela de cine− titulado “Discipline of Do Easy” (está disponible en Internet). En él se hace un llamamiento a hacer fácil las cosas y ser “como un maestro zen que puede dar en el blanco con su flecha en la oscuridad”. “La forma más fácil, más relajada, es la más rápida y más eficiente”. “Cada objeto que tocas está vivo con tu vida y tu voluntad”. “En los detalles está la maestría”. “Cuanto más fáciles hacemos las cosas, menos tenemos que hacer”. ”El que aprenda a no hacer nada con todo su cuerpo y mente, lo tendrá todo hecho”.
El principio del mínimo esfuerzo, de Zipf
El principio del mínimo esfuerzo, enunciado en la obra de George Kingsley Zipf [1972], también denominada “ley de Zipf”, permite explicar muchos resultados del comportamiento humano.
Zipf, lingüista de Harvard, aplicó el análisis estadístico en el estudio de diferentes lenguas. El descubrimiento inicial de Zipf fue que contando el número de veces que se usa cada palabra en distintos textos en inglés, y las ordenaba desde la más frecuente a la menos frecuente, se cumplía que la frecuencia de la palabra i-ésima (el rango), multiplicada por i, era igual a una constante C, constante que dependía del texto escogido. La palabra más común, “the”, aparece el doble de veces que la segunda, “of”, el triple que la tercera, el cuádruple que la cuarta, y así sucesivamente. Es decir, la frecuencia de aparición de una palabra es inversamente proporcional al puesto que ocupa en la jerarquía de las palabras más utilizadas.
Actualmente se ha establecido que es necesario elevar i a un exponente t mayor que 1 para muchos textos existentes. Representando gráficamente esta curva usando una escala logarítmica en ambos ejes, se convierte en una recta con pendiente negativa t. Cuanto mayor es t, menor es el vocabulario utilizado. Actualmente, el valor de t se sitúa alrededor de 1.8 para textos en inglés, lo que indica una tendencia a la disminución de la riqueza del vocabulario utilizado al escribir.
Matemáticamente, esto se expresa como Pi ∝ 1/it (∝ significa “proporcional a”), en donde Pi es la frecuencia de una palabra en la posición i y t un parámetro que depende de cada texto. En el caso de t=1, la segunda palabra se repetirá aproximadamente con una frecuencia mitad de la de la primera, la tercera con una frecuencia un tercio de la primera, y así sucesivamente.
La ley de Zipf afirma que un pequeño número de palabras se utilizan con mucha frecuencia, mientras que un gran número de palabras son poco empleadas. Zipf interpretó estos resultados empíricos como la aplicación de la ley del mínimo esfuerzo, pues siempre es más fácil escribir una palabra conocida que una menos conocida. Las palabras más usadas son más cortas y contienen menos información. Y las palabras menos frecuentes son más largas y contienen más información.
Fenómenos similares aparecen en otros ámbitos como: las citas de los artículos científicos, las ciudades ordenadas por sus poblaciones, las empresas ordenadas por su tamaño, las jugadas más usadas en ajedrez, el número de visitas a las páginas individuales de Internet en un intervalo de tiempo dado, el numero de conexiones a una página web, las donaciones individuales para las víctimas de los desastres naturales, etc.
Estos resultados refuerzan la existencia de una ley universal, puesta de manifiesto por la llamada “Teoría de Escala Global”.
Una ley no empírica, pero más precisa y generalizada, fue descubierta por Benoît Mandelbrot, que demostró que la ley de Zipf se verifica también para fenómenos aleatorios, como por ejemplo, un lenguaje puramente aleatorio. Si imaginamos un chimpancé delante de un teclado con las letras del abecedario y una barra para el espacio, si el chimpancé teclea al azar, el texto verificará la ley de Zipf, aunque en este caso el “vocabulario” del mono sería muy limitado.
La ley de Zip en la naturaleza la estudió Ramón Margalef. En la naturaleza también se cumple la ley de Zip.
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